viernes, 9 de marzo de 2007

Relato de un desvelo...

Cerré los ojos con fuerza y procuré vaciarme de imágenes. No ver nada. Si tan sólo pudiera apagar todas mis visiones pasadas, presentes y futuras. Oscurecer esa selva de colores, luces, formas y tamaños que desfila frente a mí y me va tragando. Aunque sea por un momento.
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Me tapé los oidos con fuerza y procuré vaciarme de sonidos. No oír nada. Si tan sólo pudiera apagar los parlantes de mi vida. Silenciar el maremoto de voces, ruidos y melodías que, día a día, relatan la vida. Aunque sea por un momento.
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Cerré las manos con fuerza y procuré vaciarme de tacto. No tocar nada. Si tan sólo pudiera apagar ese trajín de texturas. Eliminar de mi memoria todo recuerdo de caricias, dolores, suavidades y asperezas que conforman los cuerpos de todo lo que conozco. Aunque sea por un momento.
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Cerré la boca con fuerza y procuré vaciarme de sabores. No saborear nada. Si tan sólo pudiera apagar ese devenir de gustos y disgustos. Extirparme las sensaciones de dulces y amargos que con ansiedad devoramos en la intención de mantenernos vivos. Aunque sea por un momento.
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Me tapé la nariz con fuerza y procuré vaciarme de olores. No oler nada. Si tan sólo pudiera apagar ese torbellino de aromas. Alejarme de todos ellos hasta olvidar la diferencia entre una rosa y un jazmín, entre una lavanda y un romero, ente un amor fresco y uno muerto. Aunque sea por un momento.
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Y yacer así... vacía, inherte, fría. Hasta que el sol del nuevo día traiga consigo nuevas imágenes, nuevos sonidos, nuevas texturas, nuevos sabores, nuevos aromas. Y redescubrir el mundo como un recién nacido que sale del nido por primera vez. Fascinarme por los detalles más cotidianos, apasionarme por todo lo nuevo que me falta conocer. Devorar la vida a grandes bocanadas pero tomándome el tiempo para saborearla despacio y con placer. Como si nunca hubiera mordido la amargura de la decepción. Desentenderme de las banalidades de la moda y las tendencias. Como si nunca hubiera sentido el dolor del rechazo. Tocar la melodía de la ternura y la comprensión. Como si nunca hubiera sentido el frío del desamor. Defender la equidad y el honor. Como si nunca hubiera sentido el hedor de la injusticia.
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Valorar todo lo valorable. Deshechar todo lo deshechable. Añorar todo lo añorable. Combatir todo lo combatible.
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Como si nunca hubiera vivido. Como si nunca hubiera muerto.

2 comentarios:

Maxi Vittor dijo...

Esta semana tuve algunos insomnios también, de hecho escribí un post al respecto. Tu post me hizo acordar a los pintores realistas, que querían borrar todo conocimiento que tenían para poder abordar la naturaleza y la realidad sin prejucios ni sabiduría, para reproducirla tal cual es. No se, me sónó a eso :P
Saludos, lindo blog

mE! dijo...

ja, sip, pensé lo mismo que max.

Qué giro le diste al blog =)

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