martes, 3 de abril de 2007

Cosas de mujeres...

Si yo fuera hombre, lo primero que haría sería salir a la calle sin maquillaje y con las piernas peludas... ¡Y nadie me diría nada! Sería una persona desmaquillada y peluda, pero feliz (combinación imposible de lograr si sos mujer). Esas eran mis reflexiones el otro día mientras me depilaba con cera y odiaba ser mujer.
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¿Alguna vez se dieron cuenta (chicas) cuánto tiempo tardamos en esas cosas? ¿Cuánta plata? ¡¡Y ni hablar de estrés!! Tomemos una salida común de fin de semana y pensemos… ¿Qué hacemos antes de salir para considerarnos “listas”?... He aquí un breve análisis de este caso, por etapas.
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Primera fase: el baño.
Shampoo, crema de enjuague, crema para peinar, crema para que no se te haga frizz, crema para que te brille el pelo, crema para que no te brille tanto el pelo, crema para no despeinarte una vez que está listo, crema para que el pelo no te quede pesado por todas las otras cremas que te pusiste, crema en el cuerpo, últimos retoques a la depilación (que seguramente te hiciste esa tarde), crema en la cara, depilación de cejas, y un montón de otros rituales que probablemente todavía no se inventaron.
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Segunda fase: el placard.
Y sí... la típica "qué me voy a poner?" que nunca pasa de moda. Ya desde la edad de piedra las pobres cavernícolas tenían problemas para decidir cuál taparrabos se iban a poner. Y es que una nunca sabe qué se va a poner hasta 3 minutos antes de salir... la pila de ropa arriba de la cama crece a medida que desesperadamente excavas en tu placard para llegar a una horrorosa, desesperante e irrevocable conclusión: "no tengo qué ponerme"... nooo!!! Que momentooo!! Vos ves el reloj y decís: "me pasan a buscar en media horaa!!” Y vos todavía envuelta en la toalla, sin maquillar, sin peinar... todo mal!! (Y si... después de todos estos años todavía no aprendemos que en realidad tenemos mucho más tiempo porque tus amigas están envueltas en sus toallas pasando por la misma crisis de vestuario que vos). Después de luchas con el espejo, después de muchas invenciones irracionales para que la ropa te quede un poco mejor y que no se note que es la misma que te pusiste "la otra vez", después de muchos "estoy gorda", “el lunes empiezo la dieta”, “no me tendría que haber comido esa medialuna” y todo lo demás... finalmente decidiste lo que te vas a poner.
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Tercera fase: el pelo.
Y siii!! todo un tema el pelo! es un ente con vida propia cuyas decisiones por lo general van exactamente en el sentido contrario de las tuyas... si queres rulos de pronto cobra un peso asombroso que te lo deja mas lacio que si te lo hubieras planchado... si queres lacio te encontras con que tenes un afro que no se puede aplacar ni con plancha, ni con brushing, ni si quiera con 10 kilos de sedal lissage... si queres suelto de pronto todas las deformidades de tu pelo se vuelven más evidentes (la onda que odias, el mechón que no se queda en su lugar, la punta florecida, el flequillo sin forma, todo se conjuga para que te quede horrible), si lo queres recogido de pronto estas mas cachetona que antes, tenes las orejas mas salidas, la nariz mas grande, así que no da. Cuando por fin ganaste la batalla (o te rendiste, según el caso) pasas a la próxima fase.
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Cuarta fase: el maquillaje.
Que si te tapaste el granito que (indefectiblemente) te salió esa tarde, que las ojeras que (por supuesto) se te notan más que nunca, que si estas muy blanca, que si estas muy quemada, que si te pusiste colorada culpa de tomar sol toda la tarde, que la sombra es del color que tiene que ser, que si el delineador esta muy marcado, si no se nota, que si el rubor es muy rosado, o le falta rosa... Y seguro que el brillito que decidiste ponerte es justo el que desapareció misteriosamente. Cuando al fin decidís alejarte del espejo porque no podes pagar más en terapia, tenes más maquillaje encima que piñón fijo…
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Si sobreviviste a todo el proceso, estás lista para salir. O casi. Porque siempre la que tiene que pasar a buscar es la que más tarda. Por lo tanto, te sentas en el sillón y esperas los “cinco minutos y estoy allá”. Por supuesto, nunca son cinco minutos. Y cuando ya estás con un ojo cerrado, escuchas la bocina. Corres al espejo, te peinas de nuevo, te aseguras de que el maquillaje sigue en su lugar, y (por fin) salís.
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Total de tiempo consumido: entre 1.30 y 3 horas (dependiendo del largo del pelo y la profundidad del placard)
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Total de dinero gastado:

$70 en maquillaje
$150 en cremas inútiles
$10 en pegamento para arreglar lo que rompiste en un ataque de histeria
$200 en terapia para subirte el autoestima
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Total de puteadas proferidas: 4645345898624613,5
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Total de llamadas desesperadas a tu amiga: 15
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Total de cigarrillos fumados: 368

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Total de veces que lo vas a volver a hacer: infinitas

6 comentarios:

mE! dijo...

No voy a hacerme cargo de la parte de "la que más tarde llega" :P..

MUJER!
Que no es para tanto! No sé, a veces me enorgullece ser una chica "jean y zapatillas" ^^

Besos xD

**mUmIx** dijo...

Sabelo que te envidio por ser chica "jean y zapatillas"... yo soy del tipo "pollera y stilletos".. todo mal conmigo =S

Juan Pablo López dijo...

las estadisticas que publicaste no se comparan al martirio de tener que esperarlas...

Juan Pablo López dijo...

ah, otra cosa: todo ese despliegue es para que al fin de cuentas, las chicas se miren entre uds, para ver qué se puso la otra...

LARITEN dijo...

Juan Pablo López, no sabés de lo que hablás. Este post es filosofía pura.
Me pasó eso muchas veces! También me pasó la de:

1) vestirse con sus complicaciones por Mumix detalladas.
2) ponerme a tomar algo con amigas que ya "estaban"
3)Quedar algo borracha
4) a la hora de maquillarse, no embocarle ni a los cachetes. Terminás saliendo con una máscara teatral más que con un maquillaje, a fuerza de repasar y repasar para corregir las pifiadas.

**mUmIx** dijo...

Jajajajajajajajajajajajajaja!!!!

La de maquillarse borracha!!! Inmediatamente seguida por la de maquillarse sin luz son los que encabezan el top 5 de "y qué más puede salir mal??"