¿Dominada?¿Yo?
No sé si muchos de ustedes han convivido con un felino doméstico alguna vez en su vida. Yo sí, desde mi nacimiento. Y me encantan, adoro esos pequeños bigotudos con toda mi alma. Pero claro, no todo es color de rosas. Y en particular, la minina con la que convivo hoy en día es una especialmente complicada. La susodicha (Lucy) es una criatura de pocas pulgas (y no hablo precisamente de esas que le mato todos los meses con la ampollita apestosa). Y claro, entre su caracter y el mío, por ahí saltan chispas.
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Como algunos de ustedes sabrán, los gatos no se piensan a sí mismos como "mascotas". Así, no se sienten en niguna obligación de obedecer si vos les decís "vení", "salí", "bajate de ahí" o cualquier orden por más simple que sea. Por eso, si vos la querés mimar y ella no quiere, no va a haber forma de que la hagas quedar quieta. Pero eso sí, si ella está de humor para los mimos y quiere que le rasques el mentón, se te va subir al teclado de la compu mientras tipeas si hace falta.
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En mi caso, comparto la cama con la gata. Pero la quetejedi se lo tomó muy a pecho, al punto de que ya no es más "mi cama" sino "nuestra cama", y a veces hasta "su cama". Así que cuando me voy a dormir ella me sigue hasta la pieza, se acomoda en la parte de los pies y se duerme. Y vos ponete cómoda, no hay drama. La doña (sobre que ahora está gorda) se estira y ocupa cada vez más espacio, y no vayas a querer mover los pies y despertarla porque se embola, y si está de mal humor hasta muerde.
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Otro tema es el de las puertas. Porque como es enana y no tiene pulgar prensil hay que abrirle las puertas, vio? Pero claro, la misia tiene serios problemas de decisión, y pretende que le abras la puerta cada vez que cambia de opinión o, simplemente, le pintó ir a dormir la siesta del otro lado. ¿Y si no lo haces? Te aturde. Un gato disconforme puede ser de lo más chillón. Y, al final, te termina venciendo por cansancio.
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Un tercer punto de conflicto con mi gata es el tema del agua. Como todo animal doméstico, ella cuenta con su plato de comida y de agua respectivamente. Procuramos que siempre estén llenos ambos y se los ponemos arriba de una mesada porque tiene miedo de que los perros se coman su comida. Pero claro, la doña es caprichosa, y se le ha puesto que no le gusta tomar agua en el lavadero (donde tiene los platos) sino el la mesada de mi toilette. Entónces, por más que tenga el plato lleno con agua fresca recién puesta, no se la va a tomar y, en cambio, te va a perseguir hasta que le pongas agua donde a ella le gusta.
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Últimamente ha desarrollado una costumbre por demás antihigiénica. Se le ha dado por contribuir a la economía familiar con comida. Pero claro, ¿qué clase de comida creen que puede conseguir la gata? Así que, a modo de tributo, se aparece en el living o en la pieza con sus "aportes", que consisten en cucarachas, langostas, arañas y otras clases de insectos desagradables (muertos o agonizantes) que, con el mayor de los orgullos, te llama para mostrarte. Se imaginan mi grito al encontrar en la puerta de mi pieza a la gata muy hechada, henchida de orgullo (y de bichos) rodeada de insectos semimuertos que, apenas se mueven, ella los ensarta con la uña y los pone en su lugar.
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Todo un tema con la susodicha. Pero, seamos honestos, ¿quién se puede resistir a los ronrroneos tiernos? ¿o a la piel suavecita y calentita en invierno?
1 comentario:
WAKALAA!
INSECTOS MORIBUNDOS!
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